Opinión por Javier Peizoto, miembro de Primavera Andaluza.

La crisis sanitaria, social y económica derivada de la pandemia por la COVID-19 está teniendo un impacto con consecuencias devastadoras para Andalucía. En un contexto de graves dificultades, el personal de la sanidad pública andaluza está trabajando de forma heroica para salvar el mayor número de vidas posible y paliar las graves afecciones derivadas de la infección por coronavirus en miles de andaluces. Es el momento de reconocer el trabajo de los profesionales sanitarios sin olvidar que la sanidad pública andaluza, en otro momento joya de la corona de los servicios públicos en Andalucía, ha sufrido desde la crisis económica de 2008 graves recortes que han puesto en riesgo la salud de los ciudadanos. Una vez pase esta crisis sanitaria deberemos hacer una revisión colectiva de las políticas puestas en marcha por los distintos gobiernos de la Junta de Andalucía -tanto los socialistas como el actual gobierno de derechas-.
Las consecuencias económicas y laborales de la crisis sanitaria y el estado de alerta decretado por el Gobierno del estado en Andalucía están siendo devastadoras para una parte muy importante de los andaluces y andaluzas, especialmente para los más vulnerables. La paralización de la economía está afectando cuantitativamente a Andalucía como a ningún otro territorio del Estado atendiendo a los datos aportados tanto por el Gobierno estatal como por la Junta de Andalucía. Las consecuencias de un modelo económico basado en la economía extractiva de bajo valor añadido y un mercado de trabajo sustentado en los contratos temporales y precarios son claras, la mitad de los nuevos parados del conjunto del Estado son andaluces. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) en su estudio sobre Perspectivas de Crecimiento Mundial anticipa un horizonte con una tasa de paro superior al 20% en el Estado español: en Andalucía, antes de esta crisis, la tasa de paro ya estaba en torno al 22%, por lo que las perspectivas más halagüeñas indican que cuando se reactive la economía nuestra tierra superará el 30% de desempleados.
La situación económica y social de Andalucía durante y tras la crisis consecuencia de la pandemia de coronavirus es inasumible y requiere de un esfuerzo sin precedentes por parte de las distintas administraciones públicas. En este contexto la propuesta realizada por el presidente Pedro Sánchez para poner en marcha un pacto por la reactivación económica será una propuesta acertada siempre y cuando cuente con los territorios y atienda a las necesidades de cada uno de los pueblos del Estado. Andalucía, afectada de forma evidente por políticas económicas devastadoras durante décadas y agravada su situación tras la reciente paralización de la economía tiene que estar en cualquier pacto de Estado que quiera ponerse en marcha. O lo que es lo mismo, sin Andalucía no hay pacto de Estado.
Las visiones catalana, vasca, gallega, canaria o valenciana van a ser tenidas en cuenta en las diferentes conversaciones de la comisión para la reconstrucción promovida por el Gobierno central. Una vez más vuelve a hacerse patente la necesidad de la voz del andalucismo de izquierdas en Madrid para abrir el debate sobre los retos a los que se enfrenta el pueblo andaluz de forma singular como consecuencia de la paralización de la economía sin pasar por las recetas de la derecha que nos gobierna en la Junta de Andalucía. En ese sentido se agradece la propuesta del Grupo Parlamentario de la Izquierda Confederal, que está compuesto por diferentes partidos de la izquierda periférica y en el que tenemos a nuestra senadora andaluza, para que los y las senadoras se incluyan en la citada comisión para la reconstrucción.
En tanto las derechas en Andalucía siguen apostando por el modelo del pelotazo, la precariedad y el achicamiento de los servicios públicos, el andalucismo de izquierdas está llamado a construir una alternativa valiente, un programa para la transformación de Andalucía sin prisas electorales y con la mirada larga. Toda vez la Junta de Andalucía ha enseñado sus cartas proponiendo, en medio de la crisis sanitaria y económica más grave de la historia reciente, la modificación de 21 leyes simplificando los trámites administrativos para facilitar la especulación urbanística, desmontar el sector audiovisual andaluz, reducir estándares medioambientales o asumir las peticiones de las multinacionales de consumo frente a los pequeños comercios y toda vez que el socialismo andaluz sigue noqueado tras el fracaso electoral y la caída de Susana Díaz, al andalucismo de izquierdas le toca ofrecer una alternativa ambiciosa.
Andalucía necesita un cambio de modelo productivo para salir de la situación de dependencia y subalternidad. La puesta en marcha durante décadas de un modelo basado en los servicios low cost, el pelotazo urbanístico, la contratación precaria y temporal y la expulsión del talento ha colocado a Andalucía en una posición de subdesarrollo conculcando el derecho al trabajo y la dignidad de una parte importante del pueblo andaluz. Si no entendemos que Andalucía necesita un modelo productivo propio las políticas paliativas que se están poniendo en marcha en las últimas semanas no serán más que parches. La propuesta del andalucismo de izquierdas debe transitar por convencer en la necesidad de un cambio de modelo para Andalucía basado en sus propias potencialidades: la agroindustria y la transformación de las materias primas como economía productiva que ofrece oportunidades de futuro y vertebra el territorio -las ocho provincias andaluzas son potencias productoras de materias primas pero no de las actividades de transformación que son las que generan valor añadido y puestos de trabajo-, incentivar una red de economía social de cooperativas y otras organizaciones colectivas de trabajo que garantizan empleo de calidad y que están muy relacionadas con la propia organización social histórica andaluza, las energías renovables como nicho de mercado en el que Andalucía puede ser una potencia mundial y que, a su vez, son ejemplo de economía sostenible y no contaminante, o la apuesta por la ciencia y la tecnología como sector económico estratégico en Andalucía deben ser las propuestas en las que trabajar para ofrecer un futuro de dignidad para el pueblo andaluz.
Establecer sinergias con los colectivos que estudian los modelos de economía social y sostenible y con el talento andaluz, continuar el proyecto político e institucional con el resto de actores de la izquierda andaluza, y la apuesta clara y definitiva por la autonomía política para centrar el debate andaluz en el corazón de las instituciones estatales deben seguir siendo las apuestas inequívocas para ofrecer un modelo a largo plazo de esperanza para los y las andaluzas. Esa es la ambiciosa tarea del andalucismo de izquierdas para los próximos años. Nos va el futuro en ello.