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10 DE AGOSTO: SOBERANÍA PARA LA DIGNIDAD DEL PUEBLO ANDALUZ




Hace 84 años fusilaron a Blas Infante por defender la dignidad de los y las trabajadoras de Andalucía y por promover el andalucismo. Hace 43 años millones de andaluces y andaluzas salieron a las calles para pedir la autonomía en igualdad con las comunidades que el proyecto de constitución reservaba como históricas. La lucha de la izquierda andaluza ha estado históricamente pegada a la tierra, y para construir la izquierda andaluza que aspire a ganar en el siglo XXI es necesario que asuma a Andalucía como sujeto político y que avance en la apuesta por la soberanía del pueblo andaluz.


Asistimos a un momento inédito para el andalucismo en lo que llevamos de siglo: el alumbramiento de una fuerza política andaluza de izquierdas capaz de llevar la voz de Andalucía a las instituciones. Por ello llamamos a todas las organizaciones del andalucismo y a los y las andalucistas sin militancia partidaria a que se reúnan en torno a la idea del proyecto político propio para trabajar por el empoderamiento del pueblo andaluz y de la consecución de su soberanía por su dignidad y su futuro.


Los y las andalucistas debemos recobrar la esperanza y la autoestima. Después de años de proyectos frustrados debemos hacer un esfuerzo por reunirnos en torno a una idea común y a un programa político para ofrecer una alternativa nítidamente andalucista y de izquierdas que supere nuestros propios límites y que recoja el nuevo caudal de andalucismo cultural y sociológico que se está desbordando en los últimos años para transformarlo en acción política. Una vez se ha demostrado que la izquierda centralista supone un tapón para el empoderamiento del pueblo andaluz, no debemos perder la oportunidad de construir juntas la opción política autónoma y amplia que sea capaz de ocupar el espacio del cambio con la idea de la soberanía popular andaluza como su vector fundamental.


Queremos soberanía energética para afrontar la crisis climática y explotar nuestras potencialidades desarrollando las energías renovables. Andalucía puede ser una potencia en el sector y un ejemplo de transformación del modelo productivo con la economía verde y la explotación energética de proximidad como sectores estratégicos de gran crecimiento, valor añadido y compromiso con el medio ambiente. El modelo que necesita Andalucía es el de las políticas verdes como eje transversal de su administración abandonando el modelo que sólo nos trae la industria contaminante que nadie quiere y almacenes de residuos nucleares que ponen en riesgo nuestro medio natural y la salud de nuestras vecinas.


Necesitamos soberanía económica para afrontar un futuro lleno de incertidumbre dando respuestas a las necesidades de nuestro pueblo desde una visión cien por cien andaluza. Frente a los paraísos fiscales, las multinacionales que extraen nuestra fuerza de trabajo llevándose los beneficios y explotando un mercado laboral precario e inestable, y frente a políticas fiscales centralistas que fomentan el dumping fiscal y la competencia desleal desde los centros del poder, Andalucía necesita recuperar el mando de su economía y de sus impuestos para trabajar en un modelo productivo que asegure el trabajo y la estabilidad de los y las andaluzas. El déficit de financiación de Andalucía, tanto en infraestructuras como para el mantenimiento de sus servicios públicos no es más que un ejemplo de nuestra posición de desventaja, por lo que es necesario avanzar en la autonomía fiscal y financiera para darle la vuelta a esta penosa realidad.


Trabajamos por la soberanía política de Andalucía, que permita transformar nuestra posición subalterna y dependiente en un futuro de esperanza para el pueblo andaluz. El centralismo político y de poder ha demostrado que perjudica a las periferias y que paulatinamente aleja al sur -el sur político y socioeconómico- de la igualdad con los pueblos de su entorno. La soberanía política que acerque el poder a la ciudadanía, que descentralice los centros de decisión hasta las realidades más cercanas de los municipios y los barrios y que dote a Andalucía de los instrumentos necesarios para tomar sus propias decisiones debe ser el centro de la acción política del andalucismo del siglo XXI.


Soberanía, en contra de lo que el centralismo y la burguesía de los pueblos del norte del estado pretenden traslucir, es sinónimo de empoderamiento popular. Por eso reafirmamos nuestro soberanismo, el poder del "gobierno propio del pueblo", y vamos a seguir trabajando por la construcción de una herramienta política que persiga estas premisas desde la lealtad y la cooperación. Una herramienta propia que reconozca a Andalucía como sujeto y centro de su acción política es fundamental para ofrecer a los y las andaluzas un horizonte que responda a las incertidumbres estructurales, agravadas con las sucesivas crisis sociales y económicas que impactan de manera singular en las clases trabajadoras de nuestra tierra.


Nuestro homenaje a Blas Infante es el trabajo diario por el empoderamiento del pueblo andaluz y la consecuente consecución de una Andalucía más justa, más digna y más libre. O lo que es lo mismo, la consecución de nuestra soberanía.


¡Viva Andalucía libre!

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